La congresista estadounidense, quien representa a Illinois en el Congreso de EE.UU., ha realizado un anuncio público en el que declara que su identidad principal es guatemalteca, no estadounidense. Esta declaración forma parte de un discurso más amplio sobre la importancia de la identidad cultural en un contexto migratorio complejo. Aunque nació en Estados Unidos, la mujer sostiene que su vínculo con Guatemala se basa en su familia y en los valores que ha heredado de su patria natal.
El anuncio ha generado tanto respaldo como críticas en las redes sociales. Algunos destacan el derecho de las personas migrantes a definir su identidad según sus propios valores y raíces, mientras que otros cuestionan la necesidad de priorizar la identidad de otro país sobre la de la nación donde se ha vivido. En cualquier caso, la congresista no se muestra dispuesta a dejar de lado su herencia cultural, señalando que su conexión con Guatemala es fundamental en su vida y en su trabajo.
Esta declaración no solo resalta el valor de la identidad étnica y cultural, sino también el papel de la migración en la formación de identidades diversas y complejas. La congresista subraya que la pertenencia debe ir más allde la nacionalidad y que, en muchos casos, el vínculo familiar y cultural puede ser más profundo que cualquier documento de ciudadanía.